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Siempre tienes la libertad interior de decidir quién quieres ser…

Siempre tienes la libertad interior de decidir quién quieres ser…

“Sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos”. Dostoyevski

foto de Pablo de la A

Durante la segunda guerra mundial, el rey de Dinamarca, ante el mandato de Hitler de que le diera el censo de la población judía danesa, contestó que para él  todos los ciudadanos eran iguales, sin distinción de color, raza o religión y encomendó a todos los daneses que se cosieran le estrella de David en sus ropas. Prácticamente toda la población judía de ese país se salvó.

En abril de 1943 hubo una reunión en las Bermudas de británicos y norteamericanos, discutían sobre la salvación de los judíos europeos, no concretaron ningún plan, tenían un determinado cupo de inmigrantes y no estaban dispuestos a aumentarlo.

Viktor Emil Frankl  ejercía de psiquiatra y neurólogo en la Viena de principios de los 40, estaba al inicio de lo que se presuponía una brillante carrera, decidió perder su visa para ir a Estados Unidos por quedarse con sus padres ya mayores, al poco tiempo fue deportado junto con ellos y su esposa embarazada. Fue el único que sobrevivió al internamiento en cuatro campos de concentración distintos, incluido Auschwitz, del que fué liberado en abril de 1945.

En el apéndice de su libro “El hombre en busca de sentido. Un psicólogo en un campo de concentración”, explica los conceptos básicos de la Logoterapia y dice “…sin ninguna duda, el hombre es un ser finito y su libertad limitada. No se trata, pues, de librarse de los condicionantes (biológicos, psíquicos, sociológicos), sino de la libertad para adoptar una postura personal frente a esos condicionantes…como profesor de dos disciplinas, neurología y psiquiatría, soy plenamente consciente de en qué medida el hombre está sujeto a esos condicionantes. Pero además de profesor en estos dos campos soy superviviente de otros cuatro – de concentración, se entiende –  y como tal quiero testimoniar el incalculable poder del hombre para desafiar y luchar contra las peores circunstancias que quepa imaginar”

Frankl creía que esas terribles circunstancias, en realidad ofrecían una oportunidad y un desafío. “…El talante con el que un hombre acepta un destino adverso le ofrece una singular oportunidad de dotar a su vida de un sentido más profundo…” y añade “…aunque solo se diese un caso bastaría para demostrar que la libertad interior puede elevar al hombre por encima de su destino…”

“…En conclusión cada hombre aún bajo las condiciones más trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser – espiritual y mentalmente – porque incluso en esas circunstancias  es capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano…”